i Como rezaba aquel famoso anuncio veraniego: tu me das cremita, yo te doy cremita... pero en esta ocasión la cosa no termina así, por suerte, para los dos. El sobeteo tiene sus efectos secundarios, ambos se ponen cerdos y como ya van ligeros de ropa pues termina pasando lo inevitable, espectacular!
Tu me das cremita… y LECHE